Adaptación cinematográfica de la excelente novela de Mario Vargas Llosa. Santo Domingo (República Dominicana), 1992. Urania Cabral (Isabella Rossellini) regresa a su ciudad natal. Apenas reconoce al viejo calvo y desdentado que yace en su lecho, mudo e inmóvil, casi inerte. Es su padre, Agustín Cabral, alias «Cerebrito», Presidente del Senado y mano derecha del dictador Rafael Trujillo durante muchos, muchos años. Hasta que cayó en desgracia. Pero de aquello ha pasado mucho tiempo. Todo ello lo recuerda Urania, a través de su ingenua mirada infantil. Se lo cuenta a su tía y a sus primas, que no entienden por qué Uranita ha estado tanto tiempo sin venir a verlos, a ellas y a su propio padre. Urania les cuenta que tampoco ha podido olvidar el día en que Agustín, inexplicablemente, fue repudiado por el Jefe. Hubiera hecho cualquier cosa por él, por recuperar su favor. En aquellos mismos días, Amadito, Antonio de la Maza y otros conspiradores planeaban acabar con la vida del Chivo, acribillándolo en su Chevrolet, y terminar así, tras tres décadas de feroz dictadura, con uno de los dictadores más crueles y sanguinarios de América Latina.